Me estoy enganchando a la vida y de esto no me quiero quitar.
Ahora que no bebo soy el villano de mis amigos y el héroe de sus mujeres.
Mi recuperación comenzó cuando le saqué bandera blanca al alcohol.
Mi familia que se encargue del tiempo, que yo me encargo de no beber.
Las terapias individuales suman, las terapias de grupo multiplican.
El problema de mi marido está en que él piensa que aquí lo he traído yo.
En recuperación lo que hay que hacer es ocuparse, no preocuparse.
En Navidad no bebí, básicamente porque estaba bien.
En la recuperación no se pueden dejar puertas abiertas.
Al adicto hay que ayudarle a que encuentre las claves de su recuperación.
Comencé a recuperarme cuando dejé de formarme expectativas.
Llegué a bailar con el diablo en mis consumos de cocaína.
Creo en la recuperación de mi marido porque estoy viendo cambios.
Cada día creo menos en los flashes y más en las circunstancias que te rodean.
Quien no quiera quitarse que no traiga a su mujer, porque aquí se aprende lo que es el alcoholismo.
Cuando bebía, yo creía que no se podía vivir con mi familia, ahora me doy cuenta de que con quién no se podía vivir es conmigo.
Estoy aprendiendo a vivir despacio.